Arrancó la operación especial tras el incendio y derrumbe en La Plata, con un robot especial que opera en las zonas más críticas
La demolición del edificio incendiado en La Plata entró en una etapa crítica tras detectarse un grave deterioro estructural. La empresa a cargo de los trabajos informó que el jueves de la semana pasada se suspendieron las tareas con maquinaria de gran porte, luego de identificar daños severos en las vigas y columnas del tanque.
La estructura, ubicada en diagonal 77 y 48, sufrió un colapso parcial tras el incendio que dejó 190 personas afectadas y pérdidas millonarias desde hace dos semanas y ahora se desarrolla un operativo especial para su remoción. El hallazgo reciente obligó a detener temporalmente los trabajos por riesgo de nuevos derrumbes.
Ante esta situación, desde este lunes se implementó una estrategia alternativa para continuar con mayor seguridad: la utilización de un robot telecomandado de demolición Brokk, que será subido con una grúa, para avanzar sobre el tanque en condiciones controladas. Esta tecnología permite reducir al mínimo los riesgos para el personal y las estructuras cercanas, en una zona aún vallada y con acceso restringido.
El Brokk, una herramienta de precisión diseñada para intervenir en estructuras inestables, es manejado a distancia y permite evitar vibraciones o desprendimientos inesperados durante la demolición. La operación, según informó Grupo Mitre, comenzó a las 13 de este lunes y se extenderá durante toda la jornada.
Una vez finalizada esta intervención puntual y previa validación de las condiciones de seguridad, está previsto retomar el cronograma original con maquinaria pesada, con la expectativa de completar los trabajos en un plazo estimado de tres semanas.
El edificio colapsado albergaba un depósito ilegal de la firma Aloise Tecno, que contenía una gran cantidad de electrodomésticos. El incendio, ocurrido hace casi dos semanas, provocó más de 1,5 millones de dólares en pérdidas económicas, además de forzar la evacuación de decenas de familias.
De acuerdo con fuentes municipales, unas 190 personas resultaron afectadas, entre damnificados directos e indirectos. Siete de ellas aún permanecen alojadas en hoteles dispuestos por el Estado, mientras que el resto fue reubicado temporalmente en casas de familiares o allegados.
El objetivo de la demolición controlada es restablecer la seguridad estructural del barrio, que continúa afectado por cortes de calles, presencia de operativos de seguridad y maquinaria pesada. En paralelo, la Justicia investiga la responsabilidad penal de los dueños del inmueble por haber utilizado el espacio como un depósito irregular sin habilitación, en condiciones que habrían favorecido el siniestro.